¿Soy?

Yo creo ser esto que no sabes ver, una mezcla absurda de cielos y abismos, de silencios que aturden el alma. Un conjunto de matices inquietos que garabatean el horizonte de mi vida, y fantasías que no son más que eso.

Soy la aventura y el miedo, latiendo eufóricamente a la par.

Esencia e improvisación.

Descanso en el amor y canjeo culpas por bocanadas de humo.

Y aquí estoy, luchando con la retórica para explicarte eso que yo tampoco entiendo, fabricando respuestas, para que, al menos, tú me entiendas.

Soy tristeza y contradicción del mismo modo que risa exagerada, no te confundas.

Y además, me encuentro en cada enigma existencial, en los libros que no lees y en las pinturas que no miras y en todas esas palabras que pretenden ser y buscan vehementes un futuro.
A su vez, coexisto en esas lunas llenas partidas por la mitad, en tus copas de vino y en tus tazas de café, tanto como en las madrugadas de otoño y en el paso del tiempo, y discuto con las agujas del reloj.

Me eclipso, cada tanto, en el interior de mi misma, olfateando el dulce aroma de la soledad, obligándome a su sopor,  buscando lo de siempre, esperando encontrarte, esperando, esperando, y en la espera, viviendo.

Pero muchas otras veces no estoy, no me busques, no intentes encontrarme, viajo lejos, muy lejos, a una hoja de papel, y me refugio en poemas y textos sin sentido aparente, y me abrazo fuerte, muy fuerte, a cada uno de mis sueños.