Noche de Sol.

Sosiegas mis ojos infieles, cambiantes.
Matizas mis noches de luna, mojadas de frio,
Y las atiborras de tus rayos de sol.
Hasta que miro en el abismo de tus ojos,
y entonces detono, estallo, no aguanto.
Y me convierto en mi misma, y me alcanzas.
Y solo veo tu cuerpo pegado al mío,
y te distingo empapado en sudor de sexo y risas.
Y logro cerrar mis ojos cuando decides hurgar mis adentros.
Por recordar cada segundo del instante.
Ya no tengo voluntad, y no la quiero.
Y unidos me posees, pero yo te abarco.
Me ocupas, pero yo te encierro.
Y en este nuestro juego,
tú me vences para que yo salga triunfadora,
Y yo… te derroto para que salgas victorioso.


Después…
Untas tus latidos en los milímetros de mis labios,
Y los conviertes en arcoíris de caricias tiernas,
Y me permites dormir, sin soñar…

2 personajes osan decir lo que piensan:

Orban el Herrero | domingo, 25 abril, 2010

Te veo moverte en el horizonte. Siempre altiva, serena, simplemente hermosa.
Tu mirada me busca, y recorre la distancia que nos separa esquivando las cabezas que se inclinan a su paso.
Se clava en mis ojos que no la evitan. Por un momento mi piel se hiela sorprendida por su dureza.
Reacciono. Me dispongo a llegar a tí.
Avanzo. Cuerpos metálicos a mi paso, monturas sin jinetes a ambos lados del camino.
Tu respuesta no tiene piedad. Movimientos certeros que te hacen desaparecer en la oscuridad. Tu piel... Caes sobre mí, sin aviso, apareciendo entre la luz de la Luna.
Utilizas, habil, los fantasmas que me persiguen para colocarlos entre nosotros. Mis miedos...muerdo mis labios que sangran. Debo seguir.
Tras una eternidad relativamente corta, por fín, me encuentro ante tí.Y distingo perfectamente tu silueta tan sudorosa como provocadora. Noto tu aliento camuflado entre ese Angel que te proteje. Me sorprende entoces, la longitud, profundidad, de las cicatrices de batallas pasadas. Ganadas, perdidas. Incluso ellas en tu piel se vuelven bellas.
Te tengo por fin. Me miras como lo que eres. Felina acorralada que se niega a huir. Luchar hasta el final. Tu final. No hay dolor en tu cara. Nada de suplicar. Lo esperaba pero no deja de sorprenderme.
Levanto mi alfanje para el golpe final. Despacio. Sin prisa. Saboreo el momento.Y entonces noto su molesta presencia. A tu lado. Me incomoda. Me daña la visión. Certero, sin pensar, desvio mi golpe y su pesada corona se estrella contra el suelo.
Me recreo en mi victoria y ahora soy yo el que te busca con la mirada....
Te levantas, como lo hiciste en tantas ocasiones y acortas las distancias. Tu blanca sonrisa, insolente se pega a mí. Tus labios carnosos siguen provocando. Levemente se mueven. Susurran..."De verdad Orban. ¿De verdad has ganado esta batalla?".
Duele...y sin aviso noto como sangra mi herida, cuerpo sin alma.

Anónimo | domingo, 25 abril, 2010

Orban, Orban...
No, no es un trofeo. A pesar de su apariencia despiadada, arrogante, impasible o dura como roca erosionada por el mar... que hermosa es... Pero si te atreves a acercarte lo suficiente, observarás que es delicada, frágil como el mas fino cristal. Y como ese cristal inundará tus sentidos, tacto suave al tocarlo, música deliciosa al acariciarlo, y su olor, cuando la huelas no lo olvidarás jamás. Te puede hacer dichoso si te besa y te entrega su dulce néctar, y desdichado si te envenena... pero cuídala. Es una reina.
Al fin y al cabo, no somos tan diferentes. Tu bebes Jack Daniels, y yo bebo Cutty Shark.
Saludos y suerte.
Indiana.

Related Posts with Thumbnails