Debes ser tú mi compañero,
porque no puedo evitar el deseo
de querer besar el universo de tu piel,
de necesitar oir tu voz apretada y líquida,
susurrando te amos en la almohada,
marcando latidos poseidos de mis mañanas.
Debes ser tú mi compañero,
claroscuro,
azul marino,
moreno que asciende de su exhalación de locura
hacia un cielo que proyecta toda la luz en mi horizonte.
Debe ser que te quiero mi compañero,
primitivo y espeso,
hombre canicular,
de vientos y asombros.
Hombre que dictas la cátedra de ser
simplemente mi compañero.
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