A UNA MANTIS RELIGIOSA


Subía por él, desde él, lánguidamente, quería hacerlo suyo, sentirlo suyo.

Tantas veces escapando, tantas veces resistiendo.

Soñaba el momento donde una palabra iba a desatar, a romper, el nudo de los sentidos.

Siempre le sellaba la boca, cuando sabía que estaba a punto, y ella seguía subiendo, enroscándose en su cuello, perseverante, paciente, tenia clara la recompensa, y eso hacía que su lengua tuviera jugos frescos, que sus ojos, brillos de sal, y que sus dedos, solo buscaran, el frío de algo donde aferrarse, para soltar todo su calor.

Un calor fuerte como el hierro.
NOTA: Gracias dragoncito... lo demás te lo diré mas cerquita...

1 personajes osan decir lo que piensan:

Anónimo | domingo, 31 agosto, 2008

pues tiene pinta de ser un campo de puerros...yo todavia no he conseguido verte...

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