Mi propio animal.




Encerrado.
Salvaje y sensible.
Enjaulado en la caja de mis propias costillas,
cárcel de sangre y hueso.
Deambula abriéndose paso entre mis caderas,
queriendo escapar de mi...
... para buscarte.
La ansiedad me oprime el pecho.
El corazón me dicta que le permita volar.
Aún a sabiendas que eres experto cazador,
y que en el silencio de la noche,
una vez escape y acorte las distancias,
intentando alcanzar el calor de tu boca
le dispararás fuegos,
que le hieran...
....incluso de muerte...
...pobre animal.

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